lunes, 12 de febrero de 2007


Mar del Plata

Mar del Plata, arena, gente y más gente. Sentada sobre la arena, y con frío, escucho, alguien me dice “ bueno, te imaginarás que, como ellos son ateos, su principal credo es la educación, así que, el que el hijo no pueda entrar en la mejor universidad es una catástrofe, como si a mi me saliera un hijo, no sé… marxista”
Otro día me dispongo a comer un pelón (nombre feo para una fruta si los hay). Ofrezco, educadamente, un trozo, como me lo ha enseñado mi santa madre (“por dios, hija, cuando comés algo siempre ofrecéles a los otros”). Me dicen, me responden, con voz de drama, “noooo!!, no como frutas!!, me dan asco”.
Otro día: se conversa sobre “Gran Hermano”, y se comenta sobre las analogías con algunas películas. Otra vez el comentario inaudito: “si si, me acuerdo de Truman Show, pero la mejor que vi con este tema fue Ed TV…”
Escuché relatos de peleas de personas por una paleta de pelota-paleta, recuerdos de infancia de alguien a quien le gustaba comer copos de azúcar (“pero no los de colores, eh?”).
Conocí Miramar, y me desilusioné con todos esos edificios tan altos y que a determinada hora seguramente tapan el sol. Lo decidí: me gustan más los puebluchos de playa, con toda la mística que encierran, y el aburrimiento invernal que la mayoría de la gente les adivina.