domingo, 30 de mayo de 2010

Futurismo



Al final, luego de casi un año sin colgar nada, vuelvo a este sitio abandonado de la blogosfera para escribir un predecible post sobre Lost. Ja, post y lost riman!

Pero pasaron otras cosas. En el día de la fecha, acompañando a mi hijo en plan de trabajo práctico para plástica, fui a Proa a ver la muestra sobre futurismo. Y quedé hipnotizada. Estuvo bueno ir atando cabos y concluir por ejemplo que Metropolis es una película marcada por la estètica del futurismo. Es obvio tambien que el movimiento influyó en la arquitectura de los años del fascismo. Y es indudable que Francisco Salamone, el arquitecto que tomó a cargo los proyectos de obra púbica en la década del ´40 en la provincia de Buenos Aires, tuvo al futurismo como eje de su obra. Podríamos hablar de futurismo pampeano. (A propòsito de esto, incluyo la foto del cementerio de Azul)
Me pareció, viendo las pinturas y fotografías expuestas en Proa, asi como escuchando las partes del Manifiesto, que el futurismo solo podía ser expresión del éxito. Una especie de triunfalismo, que cultivaba el mito de la victoria en una Italia que tal vez se sentía desdeñada por el mundo. La posterior adherencia de Marinetti, su ideólogo y creador, al fascismo me confirmò un poco esta sensación.
Más allá de la implicancia política que tuvo el movimiento, no puede uno evitar sentirse fascinado con esas imágenes monumentales. Con la persecución del movimiento. Y con el hecho de ser un tipo de expresión artística multifacética que se creó desde la nada. Una expresión de voluntad de parte de sus creadores.

(La otra imagen que incluyo es una foto de la obra perteneciente al movimiento de la aeropintura, de Tulio Crali; su nombre, "Inmersiòn en la ciudad")

Despedida



If God has a master plan
That only He understands
I hope it's your eyes He's seeing through.
(Depeche Mode. Precious)

Posiblemente, como dice la canción, el Dios de Lost vio a través de los ojos de Jack… o no.
Han sido 6 largos años de espera con la ilusión de desentrañar misterios. Al final de cada capítulo se cerraba alguna cuestión y se abrían mil interrogantes. Por no hablar de los cierres de temporada. Seguí a Lost desde el principio con la expectativa de un chico que escucha un cuento. El procedimiento utilizado fue sencillo y brillante: era mostrarte constantemente la zanahoria, convidándote un trocito pequeño, pero dejando lo mejor para más adelante. De eso, y de una historia fascinante fue de lo que se alimentó la (seguramente) futura leyenda.
Ahora todo el mundo hace conjeturas sobre los destinos de los personajes, se efectúan balances y análisis de los múltiples posibles significados de cada detalle de la serie. Muchos creen que las dos horas y media del último capítulo no alcanzaron para responder todas las preguntas que se habían acumulado en estos seis años. Lo más que pudimos obtener fueron explicaciones sobre “detalles macro”. Hubo detalles de las microhistorias que serán cabos sueltos para siempre. Y con tantas ramificaciones, habrá posiblemente cosas que ya han sido explicadas, pero a las que no les prestamos la suficiente atención, o que sencillamente no recordamos. Al estilo de esos libros de los ’80, donde podías saltarte de página para continuar la historia a tu gusto (Elige tu Propia Aventura, creo que se llamaban), en nuestras imaginaciones comenzarán a abrirse múltiples posibilidades para las cuestiones no explicadas.
Según lo que entendí inicialmente, la sexta temporada planteaba la posibilidad de lo que hubiera pasado si el Ocean 815 no hubiera caído en la isla. O posiblemente, se trataba de un mundo paralelo en el cual las existencias de los personajes seguían un curso común y corriente (aunque no del todo), como intentando demostrar que, después de todo, el regreso no deparaba felicidad o plenitud. El viaje a o desde Australia se relacionaba con algo vital para la existencia de los protagonistas. Después de eso tu vida seguía siendo una vida normal, gris, solitaria… o te podías caer en la isla. La pregunta central (pensé yo) era: ¿qué hubiera pasado si el vuelo hubiera llegado a destino? Bueno, acá lo tienen, esto hubiera pasado: la comprobación de la monotonía, la chatura de la vida. Nadie era feliz al llegar a Los Angeles; los problemas y angustias de la existencia aparecían y se reproducían de un modo alarmante. Aunque finalmente la realidad paralela ha sido interpretada por la mayoría como una especie de purgatorio.
Pero entonces, ¿qué era la isla? La isla podría ser el cielo, o el infierno, o el purgatorio, o todo eso. O el sitio desde donde se rigen los destinos humanos. El territorio sin tiempo adonde van a parar las infinitas posibilidades de nuestras existencias. Porque cuando se sufre alguna desgracia o alguna pérdida las personas siempre tendemos a plantearnos aquello de ¿qué hubiera pasado si…? Bien, justamente: los caminos que decidimos no tomar, o aquello que por voluntad o azar no hicimos, todo eso digo, termina descansando en la isla. Eso pensé. Otra posibilidad era que la isla fuera el sitio para desplegar nuestra individualidad, menuda metáfora por cierto: seres humanos como pequeñas islas dentro de la gran isla.
A mi parecer, Lost fue absolutamente determinista. No intervino el voluntarismo en el diseño de la serie, porque si la teoría predominante en Lost hubiera sido voluntarista, posiblemente no hubiéramos tenido serie. Según Lost, todo ocurre por alguna causa, aunque en una primera mirada pueda parecer que mucho de lo pasó allí fue azaroso. Los dichos de Schopenhauer cuadran perfectamente con las ideas de la serie. Dijo el filósofo: “... todos creen a priori que son perfectamente libres aun en sus acciones individuales, y piensan que a cada instante pueden comenzar otro capítulo de su vida… pero a posteriori, por la experiencia, se dan cuenta –a su asombro- que no son libres, sino sujetos a la necesidad; su conducta no cambia a pesar de todas las resoluciones y reflexiones que puedan llegar a tener, desde el principio de sus vidas hasta el final de ellas, deben soportar el mismo carácter…” Cada cual debió acarrear las consecuencias de sus elecciones con lo que tenía, el propio comportamiento los marcó. Estar en la isla fue enfrentarse finalmente al propio destino. Como diría una amiga: la isla fue como un test para cada uno de los personajes. Y lo bueno y lo malo de cada uno, su estupidez y su inteligencia, su capacidad de amor y la de odio, el egoísmo y la solidaridad de cada uno, todo eso lo fue mostrando cada personaje en distintos momentos de la historia. Pero todos, desde el más bondadoso hasta el más perverso, todos tenían su trasfondo humano.
La parte más interesante para mi gusto fue (creo) principalmente en la segunda temporada, donde se contrapusieron dos hipótesis: la científica (encarnada en Jack) y la metafísica (encarnada en Locke) donde, parafraseando a Hamlet “creer o no creer, esa era la cuestión”. Mientras predominó ese contrapunto, la serie me resultó por demás apasionante. Como atea, siempre me entusiasmé mucho más con la explicación científica de los misterios. La cuestión del electromagnetismo, la imposibilidad de procrear en la isla, mezclado con los efectos curativos de la isla, la aparición de las voces, la iniciativa Dharma, en fin, tantas cosas que nos fascinaban y nos mantenían en vilo, hacíéndonos preguntar si la isla no era un gran experimento natural. La aparición de Daniel Faraday al final de cuarta temporada me reavivó el entusiasmo. Parecía que Daniel nos podía aportar muchas respuestas. Pero ya finalizando la quinta temporada y afianzándose la sexta, me di cuenta de que los autores y por ende la historia habían sido ganados por el punto de vista metafísico. Es claro que es más fácil echar mano de la metafísica para poder explicar tantas cuestiones que habían quedado abiertas durante el desarrollo de la trama. Eso permite una resolución más fácil y abierta a conjeturas e interpretaciones.
Y no me convence la muerte como momento final de reconciliación con uno mismo y los demás, porque la muerte en si creo que es la nada. Mientras la sangre fluye y el cerebro funciona, es posible que podamos modificarnos y mejorarnos a nosotros mismos y a nuestro entorno. Luego sobreviene la nada, y cuando no tenemos nada, ni vida, difícilmente podamos enmendar los errores cometidos.
Aunque la historia haya finalizado con muchos interrogantes, y el desenlace metafísico tal vez no me convenza completamente, lo verdaderamente interesante es el camino recorrido. Porque todos los personajes eran seres humanos imperfectos, y es posible que ninguno haya sufrido algún cambio sustancial en su modo de vivir. Todos, repito, fueron imperfectos, monstruosos, solidarios, individualistas, mentirosos, nobles, leales, irascibles, escépticos, impacientes, confiados, cobardes, valientes, todo eso a la vez, y la lista podría seguir. A todos les cupo algo de esto. Algunos buscaron constantemente alguna explicación, otros nada más confiaron. Podrían ser dos bandos en una puja vital, pero es posible que se trate de las dos partes inevitables de todo ser humano. Tal vez se trataba nada más y nada menos que de la vida y la muerte.

lunes, 29 de junio de 2009

La gente que vota por el cambio


Provengo de una familia de gente trabajadora. Me crié en un barrio alejado del centro, con calles de tierra. Éramos una familia común, de clase media. Formo parte de la primera generación de profesionales universitarios en la familia. Hemos vivido al día, nunca me faltó lo básico, pero seguro que nunca nos sobró la plata. Mis viejos invertían todos sus pesitos en la casa. Explico todo esto como para que el que lea se dé una idea desde dónde hablo. Y tal vez pueda comprender porqué siento lo que siento. Porqué me siento fuera de lugar, casi siempre, en los círculos en los que tengo que moverme.
Y estas cosas vienen a cuento en relación con las elecciones de hoy. Aunque la reflexión empezó hace mucho tiempo, pero en épocas eleccionarias uno piensa más en estas cuestiones.
No soy una conocedora de la ciencia política. Y tampoco sé interpretar los signos sociales como podría hacerlo por ejemplo un filósofo, o un sociólogo, o un analista. Por eso lo que diga puede sonar medio naif o demasiado superficial, depende.
Desde la infancia siempre he tenido la impresión de que en Argentina sobrevuela constantemente una suerte de prejuicio sobre la pobreza. La pobreza, o mejor dicho, los pobres (porque la pobreza es un concepto abstracto)
Y para muestra, un ejemplo: reunión de sábado a la noche, con asado, quincho, picada, vino. Es en casa de uno de los jefes. Tipo de buen pasar, chalecito en el conurbano, coche, mujer linda, hijas adolescentes. Digamos familia de clase media acomodada. La charla gira en torno a las reglas de tránsito y el respeto a las mismas. Uno de los comensales comenta cómo se maneja el tema del tránsito en Chile. Otro empieza a recordar viajes a EEUU y Europa, lugares donde la gente es “respetuosa” de las normas. En fin. Se comienza a hablar de las reglas aquí, de cómo están hechas, etc. Y allí comienza la primera seguidilla de lugares comunes: que acá todo se hace a medias, que se toman decisiones ridículas, que el scoring es una garcha. Que para qué a la noche por autopista tenés que ir con máxima de 80, que no tiene sentido si no anda nadie por la autopista. Primer pensamiento que se me ocurre mientras escucho: manejar de noche es por regla más peligroso ya que hay menos luz, la visión no es tan buena como en el día, es más probable que te de sueño, de noche uno ya está medio cansado y los reflejos no funcionan igual; ergo, si vas rápido hay más chance de accidente. El marido de una compañera de trabajo cuenta indignado que una noche viniendo por autopista la cámara de no se qué puente de la Gral. Paz le sacó la foto y cuando le mandaron la multa a la casa, la imagen marcaba 177 km/hora… ¡y encima tuvo que pagar la multa! A estas alturas no sé si no se escuchan lo que dicen, porque ensalzan países altamente respetuosos de las normas, pero a ellos las normas les parecen mal… ¡porque son de este país!! OK, este país es una mierda entonces las reglas de este país no sirven, y por lo tanto no se deben respetar. O quien las haga debe pensar en estas especies de espíritus prepotentes que tienen la convicción de que las reglas son para otros. Bien, luego del tránsito, alguien comenta sobre las calles del municipio donde vive el anfitrión (Ituzaingó). Resulta que el intendente (¡se llama Descalzo!!) es un político que está hace años enquistado en el puesto de intendente. La dueña de casa se queja de que “siempre hace obras en un asentamiento (villa miseria) grande del municipio" porque, a su parecer, de ahí vienen los votos que lo eternizan en el poder; "acá en nuestro barrio no produce ninguna obra”, dice. Trato de explicar mi postura: ni ella ni yo seguramente ayudaremos a la gente pobre y por tanto debe hacerse cargo el estado. Me mira perpleja y luego ríe sobradoramente, y me explica que si, que el estado se haga cargo pero no con la plata de los impuestos que ella paga… Una de las dos entendió mal el rol del estado en el cuidado del bienestar de los ciudadanos porque, que yo recuerde, los impuestos se pagan para cuidar el bienestar de todos. Moraleja: los pobres, tontos y manipulables, le dan el voto siempre a la lacra política de Argentina. Me acuerdo de Menem y pienso si todo en definitiva habrá sido culpa de los pobres. Le pregunto entonces si les falta agua corriente, cloacas, gas natural, etc., y me responde que no. Vi que las calles son pavimentadas en ese barrio. Todo muy prolijo. ¿No pasa el camión a recoger la basura tal vez?. No, no, nada de eso. Lo que pasa es que hay poca iluminación en la calle, y por el problema de la inseguridad, se sienten desprotegidos. Me imagino cómo se debe sentir entonces la gente del famoso asentamiento. ¿Cuáles serán las obras que se necesitan en este barrio de gente acomodada?.
A continuación se cae de maduro que la gripe A será tema de conversación. Argumentos: el gobierno no tomó bien las medidas de prevención y ahora la enfermedad se extiende de modo alarmante. Todo mal. Advierto que si uno mira el mapa de OMS en Internet, es notable que la enfermedad se extiende mucho en países donde es invierno en este momento, en lugares con climas frios. Pero a todos les parece débil mi observación. Para integrarme mejor en esta parte de la charla debería haber hablado del negociados del gobierno y la empresa que produce Tamiflu o algo así, y ahí si mi discurso hubiera sido más tenido en cuenta. En otro momento se comenta sobre un aumento de la pobreza. Otra perlita surge entonces: parece que luego del 2001 paulatinamente se había modificado el mapa de la pobreza en la zona, pero ahora se nota que cambió la “clase de gente” y pasan muchos pobres por la calle, “se los ve de nuevo”. En fin….
Hace unos días en Artepolítica María Esperanza Casullo (kirchnerista hasta la molleja, parece) se preguntaba y no acertaba a explicarse quiénes son los votantes de De Narváez. La columnista entendía el voto kirchnerista, el voto a Pino Solanas, incluso el voto al macrismo capitalino, pero no entendía cómo una figura como De Narváez podía suscitar el apoyo de alguien. Bueno, María Esperanza, no hay que buscar tanto. El voto de De Narváez es justamente el de gente como la que describo arriba. Te los presento si no los conocías. Es la gente que nunca se plantea que su situación es un poco mejor que la de muchos, y siempre exigen algo más. Y no es que esto esté mal. Es nuestro deber de ciudadanos exigir al estado el bienestar. Pero no les importa el bienestar general, como dice la Constitución. Sólo es importante su propio bienestar, y los demás que se arreglen, y los pobres que se jodan por no saber planificar... y asi. La palabra repartir no existe en su léxico. Sus preocupaciones son las propias. Entender el país como un todo no entra en esos cerebros. No se imaginan que si las cosas mejoran para los menos afortunados, es posible que a largo plazo podamos ser un país mejor. Manejan una especie de dialéctica del egoísmo. Y esa gente es la que hace ganar a un personaje como el que hoy está ganando en provincia de Buenos Aires, o como los que vienen ganando en la ciudad de Buenos Aires.

miércoles, 24 de junio de 2009

Mis proyectos cambian cada 48 horas


Ni siquiera voto en provincia de Buenos Aires. No vivo en provincia de Buenos Aires. Pero De Narváez me parece indudablemente el verdadero "lado oscuro" de la política de estos días. Todavía no explicó porqué su celular aparece en el listado de llamadas de un jefe narco o yo qué se... y la gente piensa en votarlo. Nos cuenta que está por tener el sexto hijo: "estamos esperando el sexto...", dice... pero en realidad es el tercero con su segunda esposa. No tengo nada contra el divorcio, pero es más honesto decir "estuve casado y con mi primer mujer tuve tantos hijos, me divorcié, volví a formar una familia...", que esta mentira del familión.

En fin.

Pero lo mejor: primero (hace dos días) era privatista. Ahora, como los números deben haberle bajado, se pasó a estatista asi, sin más. Pensar que hay gente en económicas que desde décadas viene peleándose y discutiendo sobre cuál es la mejor política económica para este país. Tipos que estudian esto, lo analizan, dicuten, escriben ensayos, investigan sobre estos temas. Pero para el Colo es fácil. Lo medita 5 minutos y cambia en un santiamen su pensamiento económico. Un blooper. Y hay tanta gente que lo va a votar...

Como dijo el gran Groucho: "éstos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros".

lunes, 22 de junio de 2009

¿Quién les cree a estos dos????


Reyes del no discurso. De la nada. No les importa nada más que aquellas cosas que incumben a los de su clase. Me preocupa pensar que en CABA ganará Michetti: alguien que no expuso ninguna idea hasta el momento. Y que trabajó poco, muy poco a lo largo del tiempo que dura su gestión.

Y a estos dos: yo pregunto, ¿alguien les cree realmente algo?. ¿Alguien piensa, cree en su corazón, que a uno de éstos le importa realmente el país???

POR DIOS!!!! ¡Qué país generoso!!!!

lunes, 13 de octubre de 2008

Un asco


Espero que alguien que lea esto piense, como yo, que el tal Baby Etchecopar es un asco de ser humano. La indignación que me produjo escuchar comentarios de tal persona (¿se le puede llamar persona a alguien asi???), y contra mi voluntad, mientras viajaba en un taxi, me lleva a escribir esto.

Un análisis que me gustó


Más abajo, un análisis leído en el diario. Como la economía no es un tema que yo entienda, poder leer algo de modo placentero parece lejano y difícil, pero en este caso no fue así.

martes, 30 de septiembre de 2008

Crack....


Qué cosa el capitalismo real: aunque a la cagada se la hayan mandado George W et al., y los simpáticos y lindos chicos de la NYSE, parece que igualmente el riesgo país (medido por uno de los bancos que quebró!!!!!!) subirá y nos esperan tiempos aciagos... Todo por ese asunto tan cool de la mariposa que aletea no sé dónde y hace caer las bolsas del mundo.

Yo estoy esperando el próximo transbordador a marte, para ver si allá logro, al llegar, instalarme en el equivalente del hemisferio norte terrestre y asi, al menos por una vez, poder sentirme en el equipo ganador.

jueves, 25 de septiembre de 2008

¿Por qué no sale asi nomás???


Me cansan, me cansan, me cansan las preguntas sin respuesta:
- ¿Por qué llora el bebé???
- ¿Cada cuánto le doy la teta???
- ¿Qué le puedo dar para los cólicos???
- ¿Por qué estornuda???
- Tiembla de frío... ¿lo abrigo más???
- ¿Por qué no quiere comer???
- Usted me dice que está todo bien pero... ¿está todo bien???
La inseguridad y el miedo que aqueja a muchas mujeres luego de tener un bebé es un hecho estudiado, pero también es llamativo que con la preparación que recibe hoy una mujer previo a tener un hijo, se manifiesten tantas dudas en los días siguientes. Y que necesiten tanto reaseguro sobre el manejo de las situaciones. Porque no hablo de mujeres que han parido en el hospital, solas, con apenas algunos controles prenatales hechos y no mucho más; y sin embargo, a pesar de las condiciones poco amigables en las que suelen transcurrir su parto, una vez que ven los ojos de su hijo entienden de qué va todo, y no necesitan repreguntar mil veces las mismas cosas: se dejan llevar por su instinto y allá van.
No: hablo de mujeres que tienen una prepaga, se hacen 8 mil ecografías (tres D, cuatro D, cinco D...), van al curso de preparto, las acompaña el esposo durante el parto tomándoles amorosamente la mano y animándolas, tienen a toda la familia alrededor.... En fin. Así y todo, los días posteriores al nacimiento los viven como si fueran el prólogo de alguna clase de tragedia inexplicada.