domingo, 27 de enero de 2008

El poder del tiempo


Lo que transcribo a continuación es un ejemplo de cómo, si se tiene poder, hasta el tiempo se puede manejar:


"El 5 de octubre de 1882, todas las compañías ferroviarias norteamericanas, después de hacerlo la mayoría de las empresas europeas, acuerdan adoptar el meridiano de Greenwich como referencia única de sus propios horarios. Todo ocurre entonces. En efecto, se decide en ese momento, para preparar una solución internacional definitiva al tema horario, celebrar en Roma, en octubre de 1883, una conferencia de astrónomos y geodesistas. En ella se mencionaron diferentes hipótesis: algunos proponen escoger a París, Ferro o el estrecho de Behring, pero la conferencia propone conservar a Greenwich como meridiano inicial. El gobierno norteamericano resuelve el 18 de noviembre de ese año, unilateralmente, dividir el propio territorio en cinco zonas horarias definidas a partir del meridiano de Greenwich.
En 1884, en agosto, el presidente de EEUU propone celebrar en Washington una conferencia internacional para que se fije definitivamente un meridiano básico, “siendo los EEUU el país que tiene los telégrafos y los ferrocarriles cuya extensión longitudinal es la mayor”. El 1º de octubre de 1885, esta “conferencia del Meridiano” reúne a los representantes de 25 países. Para retrasar la elección inevitable de Greenwich, los delegados franceses proponen que se busque un meridiano que pase por un país neutro, fuera de las grandes potencias. Y sugieren nuevamente a Ferro, las Azores, Tenerife, Behring y Jerusalén. Norteamericanos e ingleses responden que eso es imposible porque la conferencia anterior había reconocido que el meridiano básico debía pasar por un observatorio de importancia. La Conferencia no puede entonces sino aprobar los usos de la época: ciertamente, los meridianos de París y de Berlín, entre otros, se utilizan aún, pero mucho menos que el de Greenwich. Este, reconocido ya por cuatro países para sus cartas terrestres (EEUU, Gran Bretaña, Suecia, Canadá) y utilizado por el 80% de las marinas y los ferrocarriles del mundo, se adopta por 18 votos contra dos (Francia y Brasil) y una abstención (Santo Domingo). Después de esta conferencia, Japón lo adopta en 1888 y Alemania lo hace en 1891. Recién el 24 de febrero de 1898 lo adopta Francia…. "
(tomado de Historias del Tiempo, de Jacques Attali. FCE. 1982. Reedición 2001)