jueves, 24 de enero de 2008

Google, googol... ¿lo qué????


Google es una paronomasia....
Una vez pregunté qué significa la palabra “Google”, y me contestaron que el término es una paronomasia.
Bueno, y ¿qué es una paronomasia?. Según Wikipedia sería “una figura retórica que consiste en aprovechar la similitud fonética entre dos o más palabras, frecuentemente con intención burlesca o conceptista”
Pero no sabía paronomasia de qué es la palabra Google. Entonces seguí buscando. Y encontré algunas cosas interesantes.
Aparentemente, muchas personas se han visto sesgadas por la doble o, a veces con “pupilas”, que simulan “ojos” y han creído que google era una deformación de la palabra inglesa goggles, que significa gafas. No está nada mal, teniendo en cuenta que estamos hablando de un buscador. Pero, al parecer, la cosa venía por otro lado.
En realidad Google responde a una broma basada en la paronomasia: sus creadores buscaron un nombre que se pareciera al término matemático que representa un número inmenso, simbolizando el explícito objetivo de Google, de organizar la colosal cantidad de información de Internet. “Googol” es el término matemático que designa un 1 seguido por cien ceros. El término fue acuñado en 1938 por Milton Sirotta, sobrino del matemático estadounidense Edward Kasner. El googol no es de particular importancia en matemática y tampoco tiene usos prácticos. Kasner lo creó para ilustrar la diferencia entre un número inimaginablemente grande y el infinito, y a veces es usado de este manera en la enseñanza de la matemática. Es importante recalcar que un googol es muchísimo más grande que el número total de electrones en el universo, que de acuerdo a lo calculado por Eddington es de 1079.
Y el motor de búsqueda de Google fue llamado asi a causa de este número. Los fundadores iban a llamarlo Googol, pero terminaron llamándolo Google debido a un error de ortografía.
Estos hombres que crearon el buscador, tendrían afición especial por este tipo de números.Hay una anécdota que cuenta A. Paenza en uno de sus “Matemática... ¿estas ahí...?”, en la que dice que estando en Boston una vez vio en el subte un cartel de propaganda que decía asi:
(primer primo de 10 dígitos consecutivos del desarrollo de e).com
La curiosidad lo llevó a consultar a algunos colegas matemáticos y resultó que cuando alguien podía llegar a desentrañar el problema, inmediatamente era redireccionado a una página de Google donde se ofrecía un futuro contrato para trabajar en la empresa. Aparentemente, quien podía resolver el entuerto numérico, era digno de trabajar en Google. Curiosidades de Internet, ¿no?.

lunes, 21 de enero de 2008

Una definición



Autoconciencia
Separación que hace el hombre de sí mismo respecto al mundo objetivo, toma de conciencia de su relación con el mundo, de su propio ser como persona, de su conducta, de sus actos, pensamientos y sentimientos, de sus deseos e intereses. El animal es idéntico a su actividad vital; sólo en virtud de su presencia modifica la naturaleza, es decir se relaciona con ella de manera inmediata. En cambio, el hombre se relaciona con la naturaleza de manera mediata, a través de su quehacer social y ante todo mediante el empleo de instrumentos de trabajo. Gracias al trabajo se separa de la conexión natural: en el proceso del trabajo relaciona sus fines y objetivos con el material de la naturaleza y tiene en cuenta sus propias posibilidades. Al modificar la naturaleza, se modifica a sí mismo. El hombre, al crear productos en el proceso del trabajo, en cierto modo se desdobla y en el objeto de su actividad contempla la obra de sus manos. Se diferencia a sí mismo como agente respecto a los objetos de su hacer. Pero, como quiera que el trabajo siempre posee un carácter social, el hombre empieza a adquirir conciencia de sí mismo como hombre, como partícula, como célula del sistema histórico dado, únicamente al relacionarse con otro hombre como con su semejante, al ver en otro al hombre. En la formación de la autoconciencia, desempeña un importante papel el lenguaje, ya que éste constituye la realidad inmediata del pensamiento y aparece [31] en esta función para cada individuo sólo porque existe para otros. La autoconciencia (como afianzamiento, garantía), surge al mismo tiempo que la conciencia como derivada de ella, pero se manifiesta en un estadio sensiblemente más elevado del desarrollo de la humanidad. En un principio, el hombre se diferencia del objeto, adquiere conciencia del objeto de su actividad y de sí mismo como sujeto, únicamente de manera directa, en el proceso del hacer práctico con las cosas. Luego, la autoconciencia aparece como gentilicia, como colectiva: el hombre aún se halla plenamente absorbido por la gens, que se presenta como portadora y centro de la esencia humana. Al hundirse el régimen gentilicio, al aparecer la civilización y al separarse el individuo como tal, surge propiamente la autoconciencia de la persona. En la historia de la filosofía, la autoconciencia ha sido concebida como principio agente, y con esto a menudo se agotaba la comprensión de la actividad práctica del hombre (Fichte, Hegel, jóvenes hegelianos). No pocas veces se entendía la autoconciencia como principio creador respecto al mundo objetivo. En realidad, la autoconciencia, que es un principio activo, sólo puede comprenderse como resultado y como faceta de la actividad práctica del hombre en la esfera de la producción social, depende del reflejo del mundo objetivo y está condicionada por este último.
(Robado del sitio http://www.filosofia.org/, definición que aparece en el Diccionario soviético de filosofíaEdiciones Pueblos Unidos, Montevideo 1965).

Por lo menos asi lo veo yo


En el último año he leído varios libros de Hening Mankell. Escritor sueco, podría decirse que de moda tanto en Europa como aquí, en Argentina, aunque muy conocido desde muchos años antes en su país de orígen, principalmente debido a la saga del inspector Wallander, un policía cincuentón, solitario y algo rudo, áspero, seco. El personaje se siente escéptico en relación al destino de su país y ahí, me parece, que el escritor expone sus ideas por boca de su personaje.
Aparte de las novelas policiales, (a las que habría que agregar una en la que la protagonista es la hija de Wallander, Linda, y otra, El regreso del profesor de baile, en la que el investigador es un joven policía llamado Stefan Lindman, afectado de cáncer), están las novelas donde abandona la temática policial para pasar a un terreno podría decirse que más intimista. Creo que desde el punto de vista literario, son éstos últimos los libros más rescatables de este autor, ya que si bien en los policiales maneja con mucha destreza los mecanismos de la intriga, y con eso logra mantener al lector pendiente, no es mucho más lo que se ofrece, a mi entender. En los momentos en los que intenta exponer las reflexiones digamos existenciales de los personajes es donde utiliza sus peores recursos literarios ya que los pensamientos se sienten (no se si esta sería exactamente la descripción) demasiado autocompasivos, o peor tal vez, demasiado autoconcientes. Si siguiera la descripción que Barthes ha hecho sobre los placeres de lectura, podría decir que con las novelas policiales de Mankell me he sentido arrastrada por el orden del suspenso (lo que sería el placer metonímico) pero no por un placer poético. Es posible el placer de la catarsis tal vez, aunque no tanto el placer estético. Por la segunda características es posible que tal vez el autor coseche bastantes detractores.
Es diferente la experiencia con las novelas más intimistas del autor, donde siguen apareciendo un poco esas reflexiones de las que hablaba antes, esa especie de insoportable autoconciencia, pero que está mejor expresada, y de un modo menos directo. A través de las experiencias de un niño, Joel, (protagonista de Viaje al Fin del Mundo) que vive en el bosque con su padre leñador, Mankell nos ofrece una visión llena de poesía sobre la vida de un chico que va trasmutando en adolescente a lo largo de cuatro relatos, y que debe recurrir a la imaginación para poder sobrevivir a una realidad algo dura. Los relatos son parsimoniosos, y se van concatenando, marcando sucesivas etapas en la vida de Joel, y en su paulatino pasaje hacia una especie de precoz y obligada madurez.
En Profundidades, otra vez el clima y el paisaje cumplen un rol determinante ya que la soledad y la amargura van llevando a la lenta descomposición del alma del personaje. Un hombre dividido en el amor a dos mujeres, con un dualismo difícil de abarcar, cuya imposibilidad de definición y una especie de apatía, lo transportan hacia la fatalidad.
Es obvio que todo lo que digo aquí constituye mi experiencia. Como dice Michel Butor, “… no son los signos solos los que producen algun efecto; generalmente, somos nosotros mismos, sin darnos cuenta, los que fabricamos la representación a partir de las palabras. Es por esto que puede decirse que cada lector lee un libro diferente…”