En una época creo que los filósofos, los intelectuales en general, creían que únicamente podía ser interesante la vida de alguien sufriente, de alguna persona torturada por algun pecado inconfesable, o de alguna persona que sufriera nada más que por estar en este mundo.
Para ser mirado por el arte, un ser humano debía sentir alguna tristeza, depresión, angustia que lo llevara a alguna pequeña o gran tragedia.
Las existencias tortuosas, torturadas, sufrientes, victimizadas, venden mucho. Sino, miren a Maradona, a Charly García (que ya empieza a transitar el terreno de lo patético, ya no causa admiración o ternura, sino más bien cierta especie de vergüenza ajena, ya no parecen geniales ocurrencias sus desplantes sino solo papelones….), Britney Spears, Paris Hilton y etc, etc, etc….
No me importa la vida de ninguno de ellos, pero me la imponen los medios hablando todos los días de sus “desgracias”.
Bien, los medianamente felices, mediocremente infelices, que no somos ni megastars ni grandes hermanos, podríamos armar un frente comun de defensa contra las desgracias de los mediáticos, que no nos importan pero estan todo el tiempo allí en la tele, llorando la carta de sus mezquinas existencias.