jueves, 17 de enero de 2008

La historia de un alfajor


Cuenta la leyenda urbana y kioskera que hace algun tiempo el repostero principal de una importante fábrica de alfajores marplatenses (léase Havanna) fue despedido y/o se fue solo, cansado de las diferencias con sus superiores, o quién sabe porqué se fue. Pero lo importante es que se fue de alli.

Resentido y enojado y, lo que es peor, sin trabajo, quiso asumir la venganza por mano propia y no por medio de abogados lab0rales. Y decidió darles un mejor destino a sus talentos.

Asi es que puso su creatividad repostera en acción.

Él, que siempre fue un empleado más, cuyas virtudes eran desperdiciadas por las mediocres directivas de la empresa, preparó unos alfajores mucho mejores que los que fabricaba en su anterior empleo. Habiéndose guardado algunos secretos reposteros sólo para él, y siguiendo sus propios designios y gustos creó los que hoy han dado en llamarse alfajores "El Cachafaz".

No tengo que aclarar que son superiores a los "Havanna", con más dulce de leche, y una masa más suave. Son una especie de sueño vespertino, un vicio inmanejable. No tienen casi nada que envidiarle (salvo el tamaño) a la mejor torta de chocolate....

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